CÉSAR VALLEJO EN QUECHUA

RIMACHKANIRAQMI: CÉSAR VALLEJO Y EL QUECHUA


Por Manuel Cuipa Chancahuaña


“Una lengua lleva en sí una visión del mundo y una audición del universo, una concepción de la vida y del destino humano, un arte, una filosofía”. Miguel de Unamuno


En la época previa a la reforma agraria implantada por el gobierno de Juan Velasco Alvarado, el grito antigamonal de Saturnino Huillca se resume en ¡Runan kayku!: ¡Somos seres humanos! ¡Somos gente! [1]. Es porque en pleno mediados y finales del siglo XX , los indígenas y campesinos del Perú eran considerados no humanos o subhumanos, y peor aún si se tratase de un quechuahablante ya por su lengua era un desprecio manifiesto y prejuicio anticipado. 
     ¿Desde cuándo empezó esta exclusión social y cultural hacia nuestra lengua quechua? Posiblemente no sólo con la extirpación de idolatrías, época virreinal sino desde la proyección precolonial decl Occidente en versión de Antonio de Nebrija: “siempre la lengua fue compañera del imperio”. Y así toda la colonia, excepción para evangelizar a los indios al cristianismo, asimismo toda la república post-velasquista. 
Aunque nuestros pueblos quechuahablantes del Ande y la Amazonía se mantuvieron en resistencia constante, transmitiendo de generación en generación hasta ahora. Y aquí estamos sin pedir permiso a ningún Nebrija ni a ningún otro. Estamos para convencernos a nosotros mismos y "dejarnos de mirarnos en el espejo eurocéntrico" [2].


    Aún estamos millones de quechuas, aquí y ahora, como dijo José María Arguedas: “Existe en el quechua chanca un término sumamente expresivo y muy común; cuando un individuo quiere expresar que a pesar de todo aún es, aún estamos, que existe todavía, dice: ¡Kachkaniraqmi!”. Estamos o seguimos siendo para compartir con nuestros semejantes universales o "llapallam runamasinchiswan", todo el legado de nuestra lengua con sus términos, conceptos y categorías propias, que por supuesto tienen su alcance y dimensión política, ética, estética, económica, filosófica. Sin creernos más ni menos, sin discursos-prácticas de exclusión de parte nuestra y sin aceptar discursos-prácticas  opresivas ni excluyentes de los otros. Aquí tenemos que resaltar esto, y bajo ese itenerario llevar acabo cualquier proyecto de inclusión, interculturalidad e integridad en esta patria nuestra: de todas las sangres.

     Por estas mismas razones, tenemos un proyecto integral de conocimiento y re-conocimiento hacia nuestra lengua quechua. Por ejemplo, hacer y saber literatura quechua, economía quechua, política quechua, ética quechua, filosofía quechua, etcétera. Que consiste en producir ese corpus teórico en clave quechua. Asimismo traducir, resignificar e interpretar las producciones teóricas y epistemes del Occidente. Una manera de inclusión y complementariedad recíprocas. Así iniciamos con la primera traducción de español a quechua la obra del vate peruano, César Vallejo, Los heraldos negros [3] El quechua tiene diferentes tonalidades, versiones o variedades: el quechua centro, y el quechua sureño (Cusco-Collao y Chanca-Ayacucho), etc. Nuestra traducción se expresa en el quechua sureño.

    Efectivamente, como dice los estudiosos de la teoría decolonial, nuestros saberes tienen un “lugar de enunciación”[4], una coordenada o una localización epistémica. Aún vigentes en sus habitantes quechuaparlantes: comunidades campesinas de la mayoría de los pueblos andinos rural; asimismo, la reproducción de esta lengua está presente en las urbes del país y de la capital Lima (migrantes). Aquí el primer título -Los heraldos negros–[5] de Vallejo para compartir, contrastar y enriquecer con otras versiones de nuestra quechua peruana, ojalá para también para contribuir a la cultura vasta y diversa de nuestro país. Y, sobre todo llevar a la praxis. Es decir, hablar en runasimi, esta es su finalidad máxima y sentido de la traducción, porque nuestra lengua no es extra decorativa o exótica, sino expresión cotidiana, viva y práctica que el Estado debe reconocer, fomentar y re-vitalizar su vigencia. "Hay hermanos quechuas y hermanas, muchísimo que hacer". 


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Notas:

[1]. Nora Izcue. Runan caycu. Hugo Neira, Huillca. Habla un campesino peruano.
[2]. Aníbal Quijano en Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina. 
[3]. Bajo el proyecto integral y  publicaciones de Heraldos Editores, Lima - Perú.
[4]. Categoría o término citado por los autores decoloniales: Walter Mignolo, Santiago Castro-Gómez, Boaventura de Sousa, Enrique Dussel, Horacio Cerutti, Ramón Grosfogel, entre otros.
[5]. Recordemos el poemario Los heraldos negros, contiene 70 poemas, su traducción será completa.

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