RADIOGRAFÍA ELECTORAL
1.ELECCIONES PRESIDENCIALES Y CONGRESALES DE CADA QUINQUENIO
“Los derechos no se conceden, se conquistan”. Noam Chomsky
Cumplimos el bicentenario de la
independencia nacional, 200 años de vida republicana (1821-2021), se supone en
ese transcurso de tiempo nuestro país haya avanzado; sin embargo, estamos casi
en lo mismo, con un país socialmente fracturado, con instituciones del Estado
ausentes y corruptas, con grandes brechas de desigualdades económicas, con
rezagos del colonialismo racista. Es decir, clasificación social entre los
superiores dominantes e inferiores dominados o colonialidad del poder [2]
intacto y vigente. En esa constancia de círculo vicioso sin cambios
estructurales, cada cinco años acudimos los ciudadanos peruanos a las
elecciones, a depositar nuestro voto con "esperanza" en el próximo
gobernante de turno. Y casi siempre fallamos, ya sea por nuestra propia
ignorancia, por influencia de los medios de comunicación y las encuestadoras o
por creer ilusamente a nuestros charlatanes políticos. De esos resultados,
entonces para la gente, la política se vuelve como resignación o pesimismo; nihilismo
o continuismo como callejón sin salida: “todos son iguales”, “todos son
corruptos", “todos son ineptos”, “nada va cambiar”, “todo va seguir igual”,
etc. Se dice que la política en la juventud nace como ilusión, luego de tantos
engaños ya en la adultez y vejez como claudicación, esto es el concepto que
podemos recoger de la gente de a pie. Por culpa de los farsantes de la política,
que han denigrado y defraudado al pueblo, al servicio de los grupos de poder e
intereses propios, cuando la política debiera ser como un servicio al prójimo y
desprendimiento social. A consecuencia de este contrabando político, la gente
ya no cree en los políticos, aumenta el hastío y rechazo. Una actitud
apolítica y anti política.
Sin embargo, hay quienes vemos
que sólo desde la política se pueden cambiar el conjunto de la sociedad, ganar
los derechos de los trabajadores, las mujeres, pueblos indígenas, la lucha
contra la corrupción y la integración de nuestro país en una patria democrática
de Todas las sangres como diría José
María Arguedas. Y desde la política erradicar esos males nacionales,
instituciones corruptas e ineficientes del Estado, acabar las grandes brechas
sociales y económicas de desigualdad, que en su momento ya había expresado Jorge
Basadre: El Estado empírico y el abismo
social. En esa aspiración uno tiene que tomar posición, a quién elegir, a
qué candidato y programa. En las últimas décadas venimos apostando por el mal menor porque no tenemos un
candidato buen mayor, es como un voto
de descarte, el "peor es nada". En ese contexto y bajo esta premisa,
muchos apostamos en estas elecciones presidenciales 2021, en primera vuelta por
Verónika Mendoza, una opción de izquierda, no con la convicción de que sea la
candidata para dar el respaldo acrítico o incluso ir a su local de partido e
inscribirse, eso está lejos de miles y millones de ciudadanos o simpatizantes
de izquierda. Esas izquierdas parias y sin partido del Perú, al cual pertenezco
también a la hora de escribir estas líneas. Entonces, tomar posición por
Mendoza era como una "estrategia" para vencer a la hegemonía de
derechas en la primera vuelta y porque supuestamente nuestra lectura “ilustrada”
dictaba que sólo ella tenía posibilidad de pasar a la segunda vuelta. Nos
equivocamos, ya que el candidato Pedro Castillo, un maestro rural, comunero y
rondero de la comunidad de Puña (Chota - Cajamarca) fue la sorpresa que emerge
desde el silencio, y desde el ninguneo de todos los sectores. Acaso como una “izquierda folclórica y aldeana” como
dijo César Hilbedrandt [3]. He ahí, tenemos en la segunda vuelta. Castillo los
venció en la cancha a todos los candidatos de derechas favoritos de las
encuestas y medios de comunicación, el lápiz rural venció a la laptop
de Willax.
La izquierda a fin a Verónika
Mendoza debe hacerse aquí, una exhaustiva autocrítica antes que pedir
redefiniciones, carteras ministeriales u Hojas
de ruta. Y sólo desde esa coordenada se ve más coherente. Y si hubiera
crítica a Castillo debe resaltarse estas: no por una Hoja de ruta (tipo Humala
2011) ni claudicación de su programa, tampoco no sectarización o clientelismo
político partidario sino con un llamado a la unidad sin perder el núcleo de sus
propuestas. Es decir, respaldar a Castillo hacia un gobierno de cambios
estructurales en democracia. Repitamos, cambios
estructurales en democracia, si estos están claros, Verónika Mendoza debe
apoyar en la segunda vuelta de manera incondicional y más protagónicamente,
frente a Keiko Fujimori. La candidata Fujimori, encarna la corrupción
sistemática, heredera de Alberto Fujimori-Vladimiro Montesinos, con entorno
actual de ese régimen dictatorial y corrupto. La dinastía Fujimori ve la
política entendida como organización
criminal [4], de saqueo a lo
público y la implantación del neoliberalismo a mano armada desde el autogolpe
del 5 de abril de 1992 hasta el presente, seguido por gobiernos que han venido
aplicando en piloto automático [5], el
modelo neoliberal de sello fujimorista.
2.CRÍTICA Y AUTOCRÍTICA A LAS IZQUIERDAS PERUANAS
“Es casi problema eterno, que las izquierdas se dividen por ideas y las derechas se juntan por intereses. Y habría que aprender por experiencia y por dolor que no se pueden tener discusiones hasta el juicio final para aprender estar de acuerdo”. José Mujica
La izquierda que viene desde la tradición de Izquierda Unida y otros, hasta la actualidad con Verónika Mendoza tienen que hacer un examen autocrítico profundo. En ese aspecto es algo rescatable el balance autrocrítico de Anahí Durand, jefa de campaña de Juntos por el Perú, más o menos resume, - según su análisis- Mendoza ganó en los debates, tuvo mejor equipo técnico y propuestas claras al país; sin embargo, no pudo remontar, por cuatro razones: i) el sur peruano es conservador en lo social y radical en lo redistributivo (económico), ii) el poder mediático en su contra, iii) los sindicatos históricamente vinculados a la izquierda (CGTP, SUTEP) en actualidad son fuertemente desgastados y burocratizados y, finalmente iv) novedoso virtud y fortuna de Pedro Castillo [6].
Sin embargo, en el balance de Durand, creemos que aún hay omisiones que faltan resaltar o visibilizar de la campaña coyuntural y el quehacer político de larga data de Verónika Mendoza y partidarios afines. Quien escribe votó en esta primera vuelta por Mendoza, pero eso no significa aferrarse a la lealtad en el error de ningún de candidato o candidata. Aquí es necesario recordar las lecciones no aprendidas y solo así se puede avanzar. La izquierda tiene sus diferencias nada resueltas y también errores no asumidas post Mariátegui hasta la actualidad. A estas alturas se debe preguntar, ¿por qué Castillo logró ilusionar a la masa y reunir a la ciudadanía sin medios de comunicación ni millones de soles? ¿Porque encarna a los ciudadanos no políticos e incluso antipolíticos y como respuesta de un hartazgo contra la izquierda y derechas criollas? Cada político y partido de izquierdas harán sus propios balances. ¿Izquierdas criollas? Sí, criollas en muchos aspectos la izquierda peruana es limenísima, criolla y centralista. César Lévano allá en los años 1990 escribió algo que hoy es vigente: "La culpa de la jodadera peruana no es exclusividad de arriba. También la izquierda posterior a Mariátegui tiene su historia. No es casual que en un frente popular como Izquierda Unida prácticamente todos los dirigentes sean provenientes de la burguesía intelectual y hasta de una sola universidad, la Católica, y más bien blancos. ¿Quiere decir, acaso, que no hay indios cholos o mulatos capaces de compartir la dirección? Nos inclinamos a pensar que en el origen hay una manipulación instintiva, en el fondo clasista y hasta racista. No es casual que un dirigente de la "Asamblea Nacional Popular" sea un mediano hacendado que descansa de sus luchas en la exclusiva playa de El Silencio. Esto, en el fondo, es una farsa." [7] Sí, izquierda criolla, por ejemplo, cuando a una candidata al congreso de Juntos por el Perú (campaña de la primera vuelta) escuchamos un audio filtrado (aunque pidió disculpas del caso inmediato), pero nos hace ver cómo en la privacidad o intimidad llega a una aproximación lamentable: nuestro voto no está en los asentamientos humanos desperdigados por el mundo, sino en la clase media limeña [8]. Y concluye que los electores de asentamientos humanos votan por cualquiera que le regalen táper. Esto es muestra de una desconexión con el mundo popular, perspectiva clasista y racista en el fondo, del cual César Lévano ya nos advertía. Nuestra izquierda aún vive en su burbuja y confort mediocre, como diría Herbert Mujica es la perspectiva de una “izquierda caviar” [9] peruana, y ese desprestigio de la izquierda criolla o caviar genera razones a los detractores, a la derecha más reaccionaria. Nosotros vemos la política como compromiso práctico, intelectual y moral de ir más allá de nuestro propio pellejo hacia los demás, nuestros semejantes, a los más humildes del mundo popular y los desperdigados del mundo: a los que menos tienen y los que menos saben. Y, ser de izquierda tampoco significa ser pobres material o espiritual, de ninguna manera, eso es otro monólogo de la derecha cavernaria y el canon del neoliberalismo, que ven al prójimo como medio mercantil: lógica individualista a ultranza, alienación o deshumanización salvaje. Ser de izquierda no es plantear la miseria en la política sino liberar esa miseria, tampoco es proponer miseria en la economía sino liberarla. Es decir, la izquierda no aboga por la miseria económica ni política de la miseria (o viceversas), apropósito contra esos mitos de los retractores, que suelen decir "te va quitar tu casa", "te va quitar tu vaca", para quienes fantasean esas burdas afirmaciones hay que recomendar la polémica superada de Proudhon y Marx. Con La filosofía de la miseria Proudhon trataba de acusar a Marx en esa línea, al cuál Marx responde con la demoledora La miseria de la filosofía.
Sin embargo, la crítica a la izquierda criolla o caviar peruanas va
tener que ser o reclamarse en la lectura decolonial popular (carente) y
arguediana cultural (ausente), estos son sus mayores defectos. Si bien la
izquierda como Sigrid Bazán, Marité Bustamante, etc. son interesantes, no creemos rechazar su
teoría o su origen de clase media, pero su desconocimiento de lo popular es abismal (desde
su lenguaje amerindias hasta lo económico, ¿cuánto cuesta pagar el colectivo del
distrito de Comas hasta Villa El Salvador?). La crítica a la izquierda criolla
o caviar limeña va en ese sentido, y tampoco en teoría no hay aportes
importantes que hagan debate contundente frente a la narrativa de la derecha neoliberal,
no hay tal narrativa crítica de quienes dicen ser de izquierdas (caviares). También falta productividad teórica para el debate y ausencia de
praxis en lo popular. El desconocimiento y desconexión con el mundo popular
urbano y rural de la izquierda limeña e "ilustrada" ha sido un hecho revelador a nivel local
y nacional en estas elecciones de la primera vuelta (11 - 05 - 2021). Quizás
ese desconocimiento, sin previa
crítica puede en futuro resultar como racismo y clasismo contra el mundo
popular, el ejemplo claro en estas elecciones es el manifiesto de César
Hildebrandt: "Vergüenza por Ciro
Gálvez (quechua) y Pedro Castillo, representantes del folclorismo de
izquierda que la derecha necesita, una izquierda así aldeana",
una apreciación de elite contra la izquierda campechana y provinciana de
Pedro Castillo y Ciro Gálvez [10]. Y más bien Hildebrandt tomó partido, implícitamente por
Verónika Mendoza: "Debemos agradecer que haya una opción
de izquierda para la hora de definiciones. No importa los que diga la caverna
de siempre ni cuánto quieran manipular las encuestadoras". Hildedrandt en
este caso apoya a una opción de izquierda que representa Mendoza, tampoco es entonces un
reaccionario de derechas como otros “sesudos” castillistas maniqueos de Perú Libre hayan
pregonado y acusado sin consideración alguna al periodista, pero es una apuesta de
izquierda clase mediera y sin el mundo popular. Y caricatura a la
izquierda de Castillo y asimismo de rechazo al marxismo, sin matices afirma: “Ese texto supone un compromiso público de no
repetir en el Perú experiencias desdichadas como la del chavismo ni ensayar
entre nosotros la ingeniería social, siempre
opresiva, del socialismo de raíz marxista". César Hildebrandt siempre
dijo, no ser de izquierda y menos es marxista, pero su crítica al neoliberalismo
y la corrupción han sido incesantes y coherentes. Tan solo por este hecho y cuando
vemos una izquierda peruana sin ideas propias, de copia y calco, con cartas de
presentación corruptas, alguna vez sostenemos y repetimos ahora (por ahora): Hildebrandt está y estuvo siempre a la izquierda de todas las
izquierdas peruanas. El error y desconocimiento radica sobre el mundo
popular (urbano y rural) a lo que César Hildebrandt a veces considera como “ignorantes”, "huachafos" y “folclóricos”, pero hay una abierta consideración a
la izquierda criolla limeña y no a la izquierda provinciana. Aquí el sesgo de sus calificaciones es de un gran "ignorante
ilustrado" repelente al mundo popular. Sin embargo, la crítica que podemos rescatar sobre
Gálvez y Castillo es un acicate, en el hecho que, por ser del
mundo popular no podemos ser una izquierda que no lee, ágrafa, huérfana de
ideas ni condescendientes con deshonestidad ni permisivos con la corrupción. No se puede. Es
verdad, podríamos carecer de lo material, pero no podemos carecer de ideas y
ética, aun siendo los desperdigados en el
mundo, porque La conquista del pan y la belleza mariateguianas tienen que ser
integral y coherentes.
Efectivamente, hay izquierdas y
derechas que no conocen el mundo popular
al igual que muchos de sus seguidores. Y, sin embargo; para eso no se requiere
ir a la comunidad de Puña o al caserío más lejano de Apurímac o Huancavelica,
sino basta visitar a los conos de la gran Lima. Dejar la biblioteca y convivir
o aprender de esa realidad popular. Por tanto, estas elecciones no se tratan
binariamente de Lima contra provincias o viceversa, esa realidad de desigualdad
es transversal, está en las regiones y en la misma capital peruana, Lima.
¿Dónde? Allí, en una madre que pernocta debajo del puente, en el niño que sube
a los buses a vender sus caramelos, en los cerros limeños donde alberga la
miseria vitalicia sin servicios básicos, con muros de la vergüenza que separa distritos
pobres y ricos, esa sobrevivencia de millones de peruanos no conoce la
izquierda criolla, no comparte: esa realidad concreta no conoce ni toma
en cuenta el buen Hildebrandt, los cientistas
sociales e intelectuales caviares [11]. Tampoco esa realidad no podemos encontrar como
denuncia en las páginas de la prensa de El Comercio o Gestión. Para entender los
por qué las votaciones a Castillo, no hay que ir exclusivamente a las
provincias a hallar esas respuestas al fenómeno de Pedro Castillo, está aquí
nomás, en nuestras narices, en las calles de Lima, los conos y cerros de la
gran capital que cobijan a millones de migrantes presentes como mundo rural del
Ande en la capital. Que no se hagan indiferentes nuestros científicos sociales,
los medios de comunicación y el mismo Estado. Porque su negacionismo
persistente es tufillo racista y clasista de derechas e izquierdas limeñas, con
ropajes de "ilustración", la negación e indiferencia no esclarece lectura honesta de la
realidad peruana.
En este contexto, Castillo por el
contrario representa el mundo popular, sea con sus contradicciones teóricas y
programáticas, sin lugar a dudas, pero en la práctica vivencial conoce el
abandono del Estado a los pueblos del interior del país, recoge las demandas y las necesidades de las amplias mayorías, conoce las aspiraciones de la masa, están plenamente identificados. Repito, más allá de sus limitaciones ideológicas
o teóricas podemos discrepar de su propuesta prográmatica, pero converger en sus propuestas reivindicativas. Recordar, muchas palabras bonitas de las izquierdas (caviares y
criollas) o de las derechas (liberales y neoliberales) ya no calan en
la mayoría nacional, muchas promesas de bienestar ya no tienen credibilidad
ante un pueblo tantas veces defraudada. Y claro, más de uno entonces
calificarán a los votantes de Castillo otra vez de "ignorantes", “provincianos”, “resentidos”, “terroristas”,
“comunistas”, etc. Pero estos que vomitan sus monsergas desconocen la realidad
de su mundo material de los millones de peruanos (alimentación, vivienda,
salud). Es decir, su base material o condiciones materiales (sumado con su
identificación de propuestas) son las que determinaron su
apoyo a este humilde profesor y rondero cajamarquino. En otras palabras, la
lectura de Karl Marx está presente y actual, las condiciones materiales (estructura) son las que determinan nuestra forma
de pensar, sentir y actuar (superestructura).
El caso de la candidatura de Keiko Fujimori, sus votantes son claramente gente que se identifican con la corrupción y el pasado fujimorista, es aquí donde se encuentran su cúpula o las elites fujimoristas, a ellos con razón se puede decir que son abiertamente corruptos, fujimontesinistas, una especie de una delincuencia política ilustrada y consciente, porque su interés política y económica la tienen bien definidas. Es la crema y nata del fujimorismo del pasado y presente. Dentro de ellos también se encuentran la clase media y pobre fujimoristas plenamente no es elite, pero son cual rémoras de las dádivas y clientelismo político de los Fujimori, fidelidad desde el pasado gobierno de Alberto Fujimori hasta los actuales simpatizantes de Keiko Fujimori, una especie de portátiles mercenarios y fanáticos (lumpen asalariados y fujitroles de la anti política peruana), caso concreto el grupo de choque La Resistencia [12]. Sin embargo, ¿qué respuestas encontramos a los votantes fujimoristas de los sectores populares? Acaso sólo calificarlo: ¿"La cantidad de idiotas (fujimoristas) ha aumentado en el Perú"? O con el recurso de la izquierda común y criolla: ¿"son unos animales” esos votando por Keiko"?, ¿“descerebrados"? ¿"¿votan por Keiko, porque recibieron sólo su táper”?, etcétera. Esas respuestas simplistas de gente “ilustradas” e izquierdas sin conexión popular, también creo que en parte son equivocadas, porque parten puramente de la base subjetiva y no material. Es justamente, haber renunciado la lectura de la realidad sin races marxistas (que Hildebrandt censura y desconoce lo popular), y también haber claudicado la lectura de herencia gramsciana al mundo populares. Marx en primer lugar apunta en las relaciones y condiciones materiales para la política, y Gramsci hacia la batalla cultural por la conquista de la hegemonía del discurso o narrativa nuevas. Esa tarea marxiana y gramsciana relacionadas hacia el mundo popular y decolonial hay que asumir las izquierdas de hoy.
A ver, desde esa perspectiva
analicemos, ¿el por qué tenemos gente pobre, muy pobre si no encuentran otras alternativas diferentes apoyan a los Fujimori u otros de
la derecha populista? ¿Por qué un elector muy pobre votaban por las reelecciones de Luis
Castañeda Lossio en Lima? Porque a los pobres les ha construido sus escaleras, es
decir ayudó mejorar su condición material,
y entonces no está votando por el corrupto Castañeda, sino por la practicidad
material beneficiada de esas escaleras que le van a servir al elector y sus
vecinos. De este mismo modo, podemos entender a los electores pobres de Keiko
Fujimori o César Acuña que, a falta de otros candidatos o alternativas, votan por recibir sus regalos electorales (fósforos, kilos
de azúcar, frazada a los vecinos del barrio urbano y herramientas de chacra a
los campesinos de la sierra) y no están votando esencial y necesariamente los
pobres por la corrupción fujimorista, tampoco sea totalmente un canje de por un plato de lentejas hacia los políticos mercaderes electorales, sino que al menos hay 3
razones: i) frente al olvido del Estado, a lo mejor piensan estos miles de
votantes pobres, "Ellos quizás se acuerden cuando llegan a gobierno, porque hasta ahora no hay un gobernante como yo (de mi clase)", ii) la falta de discernimiento, el mundo popular, son aplastados su conciencia crítica y
dignidad. Sí, aplastados por los medios de
comunicación. Ellos saben que están engañados y también saben el desprecio que
sienten por los mercaderes de la política, pero en última instancia, iii) ante la miseria material de su realidad no tienen
posibilidad que los puedan escoger sus opciones, sino simplemente
intuyen su relación pragmática material. Claro, a gente que no le faltó una
cajita de fósforo va ser indigno, a un caviar que no come en el comedor popular
no va poder entender, etc. Y esto es un círculo vicioso que nunca acaba, por
eso para la clase dominante la ignorancia y la pobreza son males
necesarios para perpetuarse en el poder. Los que siempre pagan
históricamente son los que menos
saben y los que menos tienen. Los farsantes de la política engañan con la retórica
demagógica o prebendas materiales. Acaso, por eso, ¿son brutos e
ignorantes? Desde la lógica "ilustrada" podría parecer, pero es superficial, efectivamente aparecen como ignorantes y pro corruptos; sin embargo, hay que preguntarse cómo sobreviven (no viven), sueldos míseros, desestabilidad laboral, sin
acceso a la información ni educación, menos leen libros como nosotros (a cuánto esfuerzo), o como
aquellos desde la comodidad (supongo bien ganada) de un izquierdista de la PUCP o Patria Roja de la
Derrama Magisterial, ¿y todavía hay esa facilidad de ofender como “electores
descerebrados"? Cuando es, por el contrario, no se han hecho bien el trabajo las izquierdas: nuestra ignorancia total del mundo
popular y una lectura claudicante de Marx y Gramsci a la realidad peruana. Es
decir, como izquierdas si no tenemos una lectura de base material, objetiva (Marx) y sin trabajo de concientización cultural (Gramsci)hacia el mundo popular, no
tenemos ninguna credibilidad de calificarlo de “electores descerebrados”, ni tenemos derecho de exiguir alguna capacidad crítica, no la tenemos si no hemos hecho previo trabajo. Porque
un obrero pobre de los asentamientos humanos que necesita un polo, aunque fuese
con logo “K” no lo va rechazar, porque no tiene capacidad adquisitiva, pero desde la lógica de quienes gozan de estabilidad
económica eso es aberrante e indigno. Pero vaya a decir eso al pueblo que sobrevive, en la miseria de pan y dignidad. Ojo, no
estamos justificando para nada sino tratando de entender en su complejidad nuestra realidad peruana,
y esto quizás se resuma en palabras de Gandhi: “A un pobre, hasta Dios, se dirige en términos de pan”, nosotros
añadimos: “A los pobres, hasta los canallas de la corrupción, dictadura y la
farsa, se dirigen en términos de pan, de Dios y redentores”. Entonces, antes de
juzgar al mundo popular, desde nuestra zona de confort hay que conocerlo y convivirlo; hay que educarlo, generar conciencia crítca y reclamar oportunidades para su desarrollo material y espiritual. No
etiquetar de a primera como los "sin memoria" e "ignorantes". Y hay que hacer dos cosas las izquierdas: entender la realidad desde la lectura de
Marx, muchos dirán es "horror economicista", pero hay que asumir esa
economicidad material concreto para entender la realidad, y lo otro es la
batalla cultural, de pedagogía política y hegemonía desde la lectura de Gramsci, frente a la narrativa neoliberal/liberal. La ideología dominante o como diría Ludovico Silva goza de la Plusvalía
ideológica, ellos no requieren de partidos políticos de derechas ni
cuadros políticos de derechas, no necesita locales partidarios de derechas, ya basta con
tener los medios de comunicación masiva (televisión, radio, prensa escrita,
publicidad, etc.) que evangelizan con su ideología al mundo popular (a los más pobres). Pero la
izquierda sí requieren cuadros, escuelas, sindicatos, medios de comunicación, conciencia crítica, partidos, ideas e
instituciones organizadas, a diferencia la derecha no necesita esos, porque ya disponen
del poder mediático [13] a su servicio cotidiano y distorsión. Y desde esa hegemonía cultural la
clase dominante gana adeptos en el mundo popular, en todas las elecciones sólo podrían ganar a
través del miedo, difamación o el terruqueo: “El terruqueo no es pues
inocente. Es un arma simbólica de control, se usa impunemente y funciona” [14], desinformación, titulares y
programas de TV deleznables a favor de un candidato que los conviene a sus intereses, una especie de mercenarios mediáticos con un sólo guión, totalmente anti democráticas. Es decir,
si creemos ser de izquierda, hay que repensar a Marx en el contexto actual, la base material de sus propuestas y presupuestos económicos (estruturas dominadas) harán sociedades más democráticas, desde la oportunidad para todos tambien la competencia y mirotocracia para todos, y recobrar la lectura de Gramsci, para
combatir la ideología (superestructura dominante), solo así acabar con la
demagogia electoralista de derechas, el asistencialismo y corrupción a cambio
de mantener el orden establecido. Y por supuesto a los fujimoristas conscientes, ilustrados, hasta profesionales en clave de analfabetos funcionales, combatir. Sí, combatir. Porque en última instancia éstos si son cómplices de la antipolítica, lumpen "ilustrados" de la corrupción y la mafia política. Ellos en el Perú de hoy y los último 25 años son los medianos delincuentes de cuello y corbata al servicio del sistema mayor (elite fujimorista y parecidos).
Finalizar esta crítica y autocrítica a la izquierda peruana, en particular a la izquierda limeña de Verónika Mendoza, y también especialmente a la Patria Roja “clasista” (Derrama Magisterial), la CGTP "clasista" pero sin representación y poca legitimidad que en estos comicios electorales de primera vuelta, han fracasado rotundamente, de aquí para adelante ojalá todas las izquierdas más allá de sus matices asuman con humildad y responsabilidad las lecciones aprendidas. Me permito reflexionar en las palabras de Alberto Flores Galindo: "Algunos pensaron que los votos de la izquierda les pertenecían. Pero las clases populares piensan, aunque no la crean ellos. No dan cheques en blanco. Recordemos cómo fluctúan las votaciones. Los pobres no les pertenece". Esto es el balance crítico y autocrítico para avanzar, y esto tampoco significa acatar sin ninguna observación los alcances y limitaciones del candidato Pedro Castillo y seguidores. Más bien, exigir una actitud de unidad en la batalla contra la hegemonía, actitud dialógica en sus diferencias y constructiva o creativa de las izquierdas peruanas, que sí son posibles para todos los peruanos sin exclusión cambios estructurales en democracia. Afirmar el cambio y afirmar la democracia: Pedro Castillo y Perú Libre.
¿QUIÉNES SON LOS ALIADOS DEL PUEBLO Y ENEMIGOS DEL PUEBLO?
o "Pero los muros aislantes y opresores no apagan la luz de la razón humana y mucho menos si ella ha tenido siglos de ejercicio". J. M. Arguedas
Pueblo nos referimos a la mayoría
nacional del mundo popular, millones de peruanos y peruanas, esos sectores marginados
que las encuestadoras ponen como clasificados en D y E (incluye C). En estas
elecciones del Bicentenario de segunda vuelta no es cierto que esto sea una
lucha electoral entre Lima versus provincias, no literalmente, también hay más
que eso. Porque en Lima y sus conos están en igual o peores condiciones que las
comunidades campesinas del Ande en pobreza y extrema pobreza. Si no me creen,
¿por qué entonces existe el Muro de la
Vergüenza [15] en la capital del Perú?, donde
divide distritos populares (pobres) de otros distritos acomodados. El pretexto
de quienes dividen es, por cuestión de seguridad, aquí con rejas allá sálvese
quién pueda, aquí Las Casuarinas y allá las
esterinas (casas con esteras sin agua, desagüe, luz ni seguridad). Eso existe en la
capital del país, ¿dónde está el Estado incluyente? Lima no es el Perú eso es cierto, pero
dentro de Lima hay otros Lima, esa Lima elite y Lima popular, unas de otras separadas
por muros de cemento, muros culturales, raciales y clasistas. Sin embargo, queremos resaltar a la Lima
popular (barrios de los migrantes y asentamientos humanos), esto es la Lima de Todas las sangres: con sus asociaciones
de vecinos, pobladores del barrio y asociaciones de migrantes provincianos,
aquí se están gestándose identidades nuevas, democracias populares y los porvenires de la cultura
peruana con matices de la costa, amazonía yandinas [16]. Estas identidades
organizadas como asociaciones de migrantes de todos los pueblos del interior
del país son por ejemplo la reproducción de la noción de Comunidad en la capital
(y en ciudades o urbes a nivel nacional), conectados con sus pueblos de origen. A ellos no podemos oponer "Lima contra las provincias", digamos lo correcto, es Lima elite contra las provincias o regiones y Lima elite contra Lima popular. Sin olvidar las elites limeñas
tienen vasos comunicantes con las elites locales, cual caja de resonancia del status quo en las regiones.
Para tener una idea clara, aquí
la Lima de capas populares (Lima popular)
están en las mismas condiciones o más peor aún que las provincias, porque en
los pueblos humildes del interior del país no vemos niños mendigando en los
mercados o madres pidiendo limosnas, en Lima sí, bien normalizados y a veinte
metros está el Palacio de Gobierno, es inaudito. Es verdad, en nuestras
comunidades campesinas también hay carencias de muchas necesidades, desde
luego, pero no hay esa tolerancia a la desigualdad deshumanizante de las urbes,
donde se valora más a una mascota que al ser humano. Asimismo, en las regiones
existen los que viven de la corrupción a costa del pueblo. Viven del poder
local y sus redes: sucursales del centralismo clasista, racista y corruptas en
el interior del país. Es evidente ese parasitario económico, político e
intelectual al servicio de los grupos de poder regional y propios intetres. Por lo tanto,
no hay esa dicotomía de provincias versus Lima en general (sino Lima elite). Repitamos, porque en Lima (popular y marginal)
la carencias y falta de Estado existen, tanto existen necesidades no atendidas y
ausencia del Estado en las regiones. Por tanto, hay aliados del pueblo y
enemigos del pueblo, aquí y allá. Es esto es el panorama complejo y completo a tener en
cuenta: ver el bosque y el árbol. Sin embargo, el hecho más
dominante sobre Lima popular y regiones (provincias) es la elite limeña, la
tecnocracia limeña, el empresariado de la elite y sus políticas dictadas de
ella: la CONFIEP. La centralización política, económica y jurídica que
concentra desde Lima (elitista) es abrumadora. Aquí se toman las decisiones
importantes a espaldas del Perú popular. Es la república de la elite limeña y sus tributarios regionales de esa élite, esa gente ahora están horrorizados con
Pedro Castillo, por dos razones fundamentalmente: porque es un cholo campesino,
¿cómo es posible los gobierne la indiada? Motoso, sin preparación y huachafoso como dice el
periodista Augusto Álvarez Rodrich [17] sobre Castillo, y lo otro es, cómo va
querer cambiar el modelo económico neoliberal y su carta magna (Constitución fujimorista, fruto del fraude y autogolpe de 1992), por ende, Castillo es un
“terrorista”, “comunista” y “chavista”, etc. Esta es la misma elite limeña, que cuando la gente pedía ser escuchados en Espinar gritaban
mano dura, cuando los agricultores del Valle de Tambo (Arequipa) decían Mina no, Agro sí, frente a empresas cuestionadas, estos “demócratas” de Lima
elite pedían bala, es la misma clase que han avalado las masacres en Conga
(Cajamarca), Las Bambas (Apurímac) o el Baguazo
(Amazonas), las muertes en el Paro Agrario, etc. El gobierno central y a la élite, sea quien fuera no importa las personas
porque los programas son iguales, desde Lima
abascalista o derecha abascalienta [18], similar al virrey Abascal, Lima como en
época colonial hoy sigue siendo el último bastión
que reprime a todo lo contestatario (anticolonial) de las periferias o provincias del interior. Desde Lima se ordenan la represión a todo signo reivindicativo de
las regiones, y el Estado desde Lima
elite centraliza todo su poder mediático, económico, político, jurídico en
desmedro a las provincias y regiones del Perú. La elite limeña (peruana) que no construyó ni construye país, ni sociedad
democrática ni descentralizada, entonces cada cinco años en elecciones se encuentra que aparece ese sujeto político (de arraigo popular y algún outseider), recién la elite pone el grito en el cielo, invocando
democracia y modelo incuestionables. Y porque el cuco anti sistema
precisamente tiene coordenada geográfica en las regiones y marcadamente en
el sur peruano. Es el Perú ignorado:
“Lo ignoramos siempre, cada cinco años, nos asustamos y sudamos frío mientras
nos tomamos un gin tonic después lo
volvemos a ignorar hasta la próxima elección” [19]. Efectivamente, es el Perú marginado, popular, la mayoría nacional, y
resaltar ese Perú ignorado no son
exclusivamente las regiones del sur, también el norte, oriente y la misma Lima popular, barrios populares, pueblos jóvenes, asentamientos
humanos y organizaciones sociales de migrantes– que muchos si están silenciados (sí que lo
están) y no se expresan como el sur peruano, es porque el poder ideológico de
los medios ha normalizado su resignación, pero eso no va ser todo el tiempo.
El fenómeno Castillo ya cobra unos horizontes
de sentido como diría Aníbal Quijano. En ese contexto el papel de sus
intelectuales del mundo popular, del pueblo e identificados con ella es
reclamar oportunidad para todos los peruanos, la profundización de la democracia y exigir cambios estructurales en
democracia, donde la CONFIEP tenga el mismo peso que las organizaciones
sociales, sindicales, comunales y la sociedad civil. El debate que nos debe
ocupar si realmente nos interesa el Perú integral
sin Perú ignorados debe ser en la
disyuntiva interrogativa: ¿o continuismo
neoliberal o cambios estructurales
en democracia? ¿Por qué no, por qué sí? y no la falsa dicotomía de “comunismo”
o “fujimorismo” agenda absolutamente patética de los medios de comunicación.
Si los medios y sus depositarios (elites) económicos e ideológicos no tienen respuestas,
entonces nos confirma algo que ya era predecible, que el Perú integral (no de élites sino de todos) les
importa un comino a la clase dominante de este país. Y las elecciones son
farsas y la democracia una caricatura. La precariedad de la democracia y las
instituciones del Estado, con una carga racista y clasista en el pleno bicentenario de la “independencia”, son signos de esa decadencia o de esa herencia colonial y entonces es apenas una élite de república criolla [20], aunque Alberto
Vergara sostendría, es la precariedad de la democracia que detentan las elites de
la derecha peruana, si bien hay libertad de mercado, igualdad ante la ley y
cierta prosperidad con el modelo liberal, pero seguimos siendo un proyecto sin
construir instituciones republicanas: somos Ciudadanos sin República. Interesante las tesis de Vergara para
entender lo complejo de la realidad peruana, la solución según él está en fortalecer lo institucional o la libertad, pero olvida el problema socio-económico de la mayoría popular (olvida la tesis material o marxista a la lectura demoliberal). En otras palabras, retomando al marxista
en clave republicana, Carlos Fernández Liria: “no basta con ser Libre e Igual
ante la ley. Es necesario, también gozar de independencia
civil, es decir, de medios materiales propios y suficientes para no
tener que pedir permiso a otro para existir” [21]. Es decir, el republicanismo sin analizar la base
material objetiva (económica) de la sociedad, especialmente de las mayorías nacionales que no
participan en ella, es inviable, entonces ese continuismo se podría resumirse
en republicanismo demoliberal o neoliberal contradictorios, en la fórmula de Eduardo Galeano: “para dar libertad al dinero, se encarcela a la ciudadanía”. Esto es la constante (neo)liberal de los ortodoxos y matices heterodoxas demoliberales como del buen Vergara y otros. Pero, ¿cómo salir de esto, democracia con desigualdades? ¿Qué respuestas ensayar, libertad con desigualdades? Es un nudo de inquietudes...
En estas elecciones la elite nacional tenía que comportarse a la altura y no está haciendo, esa elite tenía que ser el protagonista de respetar la democracia electoral, dejar participar al candidato Pedro Castillo con el mismo trato que lo conceden a la señora Keiko Fujimori. Al menos debieron aparentar "demócratas" y no lo hacen. Porque los medios de comunicación y su guerra sucia son monocordemente parcializados de exclusión, difamación, miedo y terror contra el candidato de lápiz (Perú Libre y aliados). Debieran, los insultadores antes recordar, que Pedro Castillo hoy por hoy representa a millones de peruanos y peruanas, y denigrarlo a Castillo ya no es al candidato sino a esos millones de representados y pueblos del interior del país: al Perú de las –mayorías marginadas y ninguneadas–. Castillo lleva esa representatividad e identidad (aunque no la quisieran) de este pueblo ignorado que buscan su reivindicación, y en palabras de Ernesto Laclau tambén ya es una corriente por la disputa de sentidos, batalla por la hegemonía: “construcción del pueblo como actor colectivo”. Frente a la inercia de las elites.
¿Y qué hacer la izquierda: nosotros? Seguir y construir hegemonía democráticas y sentidos comunes del pueblo. Utilizaré el término Ñuqanchik [22] o nosotros, que reúna a todos los excluidos por la elite, a nosotros del pueblo (llaqtamanta), que esa historia de los excluidos desde la herencia colonial hasta hoy, sea erradicada. Esa historia impregnada de dolor por nuestros pueblos y antepasados, “ese dolor que deviene en el saber, luego dolor y saber deviene en el querer, finalmente dolor, saber y querer devienen en el poder” [23], desde estos presupuestos y lecciones debe ser nuestra construcción y articulación ciudadana. El horizonte está claro, no habrá ninguna autocrítica de la minoría elite o poder dominante del país, y llegaron (paykuna) a las elecciones del bicentenario sin remordimientos, sin cambios ni reflexiones, por tanto, como decían nuestros abuelos en quechua, sin saber ninguna categoría de ciencias sociales y políticas, podemos actualizar su vigencia: “ñuqanchik llaqtamanta, paykuna llaqtapa awqankuna” [24].
______
Notas:
[1]. Martín Buber desarrolla esta interesante idea (esquemática) para comprender la otredad (otros) y su dimensión dialógica: En esa clave se debe entender la
Política, con dos centros (o ejes) de la elipse: uno hacia lo personal
y otro hacia lo social. Martín Buber. Tú-Yo,
Ediciones Nueva Visión, 1984.
[2]. Aníbal Quijano. Colonialidad del poder, es la
clasificación social como patrón dominante eurocéntrico implantado en América
Latina con la modernidad (desde 1492 hasta la actualidad) en dos ejes: la idea
de raza, como categoría de conocimiento, y
todas las formas de explotación del trabajo bajo la hegemonía del capital. Colonialidad del poder y clasificación
social. Journal of World System Research, 2000.
[3]. César
Hilbedrandt. Matices, Hildebrandt en
sus trece N° 534.
[4]. Acusación penal del fiscal José
Domingo Pérez contra Keiko Fujimori y 39 dirigentes de Fuerza Popular,
partido político de Fujimori, y pide la condena
de 30 años por ser una organización criminal. La República, 12 - 03 -2021.
[5]. Félix Jiménez. El modelo económico que gestiona el piloto automático
de Humala. La Primera, 04 - 08 - 2012.
[6]. Anahí Durand Guevara. Perú: El cambio o la continuidad neoliberal. Jacobín. América Latina. 19 - 04 - 2021.
[7]. César Lévano. En qué momento se jodió el Perú. Ensayo
varios autores. Editorial Milla Batres, 1990.
[8]. Marité Bustamante. Candidata pide disculpa “a quienes ofendió”
tras difusión de audio. Caretas, 09 - 04 - 2021.
[9]. Herbert Mujica. Rebuzna
la izquierda caviar. Red Voltaire, 21 - 06 - 2004.
[10]. Ciro Gálvez (Huancavelica) y
Pedro Castillo (Cajamarca), candidatos presidenciales del 11 - 04 - 2021.
Gálvez en el debate electoral utilizó el discurso quechua que dejó en silencio
y sorpresa al resto de candidatos.
[11]. César Hildebrandt. Por
qué estoy con los caviares. Hildebrandt
en sus Trece N°. 121.
[12]. Gustavo Gorriti. Editorial IDL-Reporteros. La Pestilencia, 18 - 06 - 2019.
[13]. Poder Mediático. Varios autores, Fondo Editorial Universidad de Ciencias y Humanidades, 2009.
[14]. José Carlos Agüero. El terruqueo. La República, 22 - 06 -
2019.
[15]. Pierina Pighi. El polémico muro que separa a ricos y pobres
en Lima. BBC, 21 - 10 - 2015.
[16]. Rodrigo
Montoya. Porvenir de la cultura quechua
en el Perú. Desde Lima, Villa El Salvador y Puquio. Fondo Editorial UNMSM,
2010.
[17]. Augusto Álvarez Rodrich. Claro y directo. La República (TV), 29 -
04 - 2021.
[18]. Silvio Rendón. Entrevista de
Dante Morales y Renzo Quijano en portal el Vamos
Pueblo, 22 - 04 - 2021. Rendón
escribe sus análisis de la coyuntura política diariamente en Grancomboclub.com (Facebook).
[19]. Gonzalo Banda. Pedro Castillo: del campo a la ciudad.
El Comercio, 12 - 04 -2021.
[20]. Nicolás Lynch. ¿Qué república? ¿Cuál bicentenario? La República,
01 - 01 - 2020.
[21]. Carlos Fernández Liria. El coronavirus para una reflexión
republicana. Sociología crítica, 03 - 18 - 2020.
[22]. Ñuqanchik. Quechua, nosotros
traducido. Como una categoría articuladora, plural y de pertenencia.
[23]. Juan Carlos Monedero. Curso urgente de política para gente decente.
Seix Barral, 2013.
[24]. Traducción: “Nosotros del pueblo, ellos enemigos del pueblo”. El filósofo colombiano Santiago Castro-Gómez impronta de colonialidad del poder de Quijano y amplia la colonialidad del ser (ontológico) y colonialidad del saber (epistémico), bajo esa premisa reivindicativa de nuestro ser y saber quechua introducimos categoría ñuqanchiskuna.
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