VALLEJO & RUNASIMI

RUNASIMIPI VALLEJO, VALLEJOPI RUNASIMI:
TRADUCCIÓN BILINGÜI: QUECHUA-ESPAÑOL 


✍️Manuel Cuipa Chancahuaña


El presente libro Los heraldos negros de César Vallejo que hemos traducido en Yana chaskikuna, versión bilingüe (español-quechua)¹. La presente publicación está pensado para todos los lectores runas (estratos), cada frase y palabra vallejiana nos ha amanecido días de inquietud y noches sin sosiego. Porque confrontar el universo Vallejo y a la vez concatenar con el universo Quechua ha sido el desafío mayor. Creemos que está logrado en su integridad y abierto a las críticas si hubiera.

    Si bien hemos revisado otras traducciones, en especial la traducción de Porfirio Meneses² es la que mayor importancia he tomado con una lectura crítica y comparativa. Aquí algunas de mis observaciones a su trabajo o algunos puntos a consideración (entre las diferencias y coincidencias).  Las diferencias pesan más sin restar reconocimiento.


1. ¿A qué fuente (estrato social) de los runas se traduce?

No hay una consideración de esto en la traducción de Meneses. Porque no es lo mismo el lenguaje quechuañol del bilingüe migrante andino en Lima con el runasimi del monolingüe de los ayllus y comunidades, ya que en el choque cultural (mundo andino y criollo) hay perdidas de identidad y también "distorsiones" del idioma. Asimismo, no es lo mismo el quechua que habla el 'misti' en Huamanga –capital de Ayacucho– que los quechuas (runas) que hablan en la comunidades altoandinas de Parinacochas, por ejemplo. No es lo mismo la concepción (cosmovisión) del quechua de Abancay (capital de Apurímac) con la concepción de los quechuas de las comunidades campesinas de la región Apurímac, y así podemos enumerar otros ejemplos de Cusco, etc.  ¿Y en ese universo quechua, cómo encajar el universo Vallejo? ¿A qué fuente viva y estrato social quechuas vamos recurrir para traducir? Esos eran semanas y meses de permanente inquietud en el proceso del libro, pero finalmente está pensado (traducido) para todas esas respuestas y heterogeneidad andinas (quechuas).


2. Hay algunos problemas en el sintaxis y diferencias semánticas

El maestro Meneses también tiene algunos errores en el ámbito de sintáctico y semántico (gramatical). En la sintaxis quechua lo "correcto" para la traducción debería ser el orden sujeto-objeto-verbo (SOV). En ese sentido hay diferencias sintácticas. Asimismo hay diferencias semánticas (no es copyright de Meneses ni de otros autores y traductores). Sin embargo, tratándose de Vallejo, nada puede ser cualquier traducción fidedigna o perfecta, aunque se ha hecho ese esfuerzo máximo. Los traductores solo somos puentes y vasos comunicantes entre dos distintos, en este caso, el universo Vallejo y el universo quechua cada uno con su complejidad y heterogeneidad. Aunque podríamos añadir el tercer universo, el "universo traductor", porque ningún traductores no creo que somos neutrales ni tabula rasa a la hora de traducir. ¿Por qué traducir a Vallejo y no a Chocano o Palma? ¿Por qué usar trivocálicas ayacuchana-Chanka, pero con glotales y aspiradas Collao-cusqueñas? 


3. Traducción solo en una sola variedad

Asimismo, el texto de Porfirio Meneses está escrito solo en la variedad quechua Ayacucho-Chanka (o sea, sin aspiradas y glotales que son el aporte cusqueño. Nosotros reivindicamos las "fonéticas cusqueñas", no por cusqueñistas sino que esos sonidos está en la praxis (habla) de las diversas comunidades y ayllus de Ayacucho, Apurímac, Arequipa y no solo en Cusco, pero es la Academia cusqueña que visibiliza en su escritura y habla (buen punto en eso, pero no en su pentavocalismo). 


4. El neologismo o préstamo lingüístico a primeras

En la traducción del buen Meneses el préstamo lingüístico es de uso inmediato, habiendo registros en los diccionarios quechuas, ya sea en el quechua central, boliviana o ecuatoriana para una determinada palabra que el quechua sureño no tiene o contiene. Creo que el traductor runasimi no puede recurrir a primeras al uso de préstamos sin antes indagar y contrastar diversos materiales bibliográficas (variedad de diccionarios); lo mismo, la "refonologización" es escaso en su traducción, o sea, lo que debiera sonar como a quechua sureño. Ejemplo "teléfono" traducido sería "tiliphunu", ¿por qué?, porque así es en el habla monolingüe quechuas. 


5. Coincidencias

Resalto a Porfirio Meneses su utilización de los tres vocales (a, i, u), allí coincidimos y no por chanka-ayacuchanismo sino porque hay razones gramaticales y lo explicito en la presentación del libro. Deducimos que el maestro Meneses también tenía conocimiento al respecto. Porque hay que tener una mirada crítica a ese "eterno" debate, que los quechuas bilingües y lingüísticas llevan consigo casi como banderas chauvinistas: el quechua Cusco-Collao versus quechua Chanka-Ayacucho, el pentavocalismo versus trivocalismo, y este apartheid lingüístico tiene en vilo el avance de una escritura estandarizada para el quechua sureño. Hay que recordarles, en la praxis comunicacional, nuestros comuneros y ayllus monolingües de Cusco, Ayacucho, Apurímac, Arequipa, Huancavelica... se entienden con total legibilidad. Es decir, no hay discusiones absurdas entre ellos y ellas. No se hacen problemas, de sí están hablando en versión trivocálica o pentavocálica, nada de eso. Desde mi humilde opinión, rechazo el chauvinismo y me preocupa más la revitalización en general de nuestro runasimi en todo aspecto (multidisciplinaria). Es aquí, tengo reparos a la Academia Mayor de la Lengua Cusco (AMLQ) por su terquedad de utilizar el sistema alofónico o pentavocal español, y lo mismo cuestiono al Ministerio de Educación (MINEDU) por negar en los textos el uso de apóstrofes (') para sonidos glotales y aspiradas cusqueñas. 

Finalmente, creo y ojalá sea un libro propositivo, suscitador para estudios comparativos de traducción quechua y re-encuentro dialógicos (debates y coincidencias). Porque está traducido con y para el sentir (alma indígena) de los runas monolingües y ayllus rurales, también para los quechuas mistis bilingües y wiracochas urbanos. Legible para chankas y cusqueños (incluido a los quechuas de Bolivia y Ecuador). 

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1.  Cuipa, M. (2021). Los heraldos negros o Yana chaskikuna. Heraldos Editores.

2. Meneses, P. (1997). Los heraldos negros o Yana Kachapurikuna. Editorial Universidad Nacional Federico Villarreal.


Portada y contraportada del libro. 

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