ELECCIONES MUNICIPALES
PESIMISMO DE LA INTELIGENCIA Y OPTIMISMO DE LA VOLUNTAD
✍️ Por Manuel Cuipa Chancahuaña
“Pesimismo es un asunto de la inteligencia; el optimismo, de la voluntad” Gramsci
¿Qué esperar de las elecciones municipales y regionales que se lleva acabo el 2 de octubre del 2022? Nada sustancial. ¿Hay alguna garantía de cambio eligiendo "nuevos" alcaldes, regidores, consejeros y gobernadores regionales? La respuesta es no, por eso no esperen nada de nada. Esperen lo peor –o la continuidad– de corrupción, nepotismo, ineficiencia, ignorancia y argolla. Esperen eso, y mejor prepárese para la lucha. Eso es.
¿Por qué? Porque quienes encabezan la candidatura no es porque quieren cambiar la calidad de vida de las poblaciones (y menos de los más vulnerables), sino por otros intereses más individuales –el mismo sistema disciplina a ese individualismo–. Es decir, pasarán 4 años, y nada cambiará la situación socio-económica de los pueblos ni de la masas (mayorías), excepto va cambiar la calidad de vida del alcalde, consejero y del gobernador regional (minorías). Es que es así, bajo este sistema demoliberal (y neoliberal) que produce diferencias de clase entre autoridades y sus electores dentro de una comunidad campesina más remota de Apurímac o Huancavelica. Diferencias y distancias entre los quienes están en el trono y con la vara con los gentes de a pie y los comunes.
Por eso, este 2 de octubre si usted vota por algún candidato o candidata, preocúpate en no apañar si sale ganador o ganadora sino, en pedir cuentas a su gestión, que cumpla sus promesas y compromisos de campaña. Mucho tiempo los electores estaban equivocados, dando poder "cheque en blanco" a políticos, ahora es el momento de empoderar a la gente. Ejercer la democracia desde abajo, socializar el poder y tomar partido por los electores, más no por los candidatos.
Mucho tiempo la gente de a pie, se dividían en facciones irreconciliables (los pro versus los contra, o viceversa) de un determinado partido o candidato/a, eso no ayuda ni ayudará a construir un poder ciudadano sino beneficia a improvisados del momento (outsider) o a vitalicios de toda la vida (dinosaurios). Y ningún experimento ha sido favorable para la gente de a pie. La democracia electoralista requiere ser pensado y cuestionado desde su estructura.
Solo como anécdota y vigencia, aquí y ahora, en torno a un determinado candidato, del municipio más alejado del interior del país, ya están rondando como moscas al panal –son los Karilim López y Zamir Vellaverde pero con otros nombres y apellidos–; o sea, los poderes fácticos locales y regionales extorsionando y a la vez negociando con los potenciales "candidatos ganadores" : los contratistas de obras, empresarios y técnicos y financistas de campaña. Es decir, todos los buscapanes y empleomanías dentro de la burocracia estatal para tomar por asalto el poder y continuidad del sistema desde el seno más interno de la sociedad (municipalidades). Eso es clara señal de una proyección y práctica política al estilo Lava Jato, en versión micro dentro de cualquier municipio.
Además, como diría Michel Foucault: ejercicio de microfísica del poder. Discurso de sujetos (candidatos) encandilando a otros sujetos sujetados (electores), con sus promesas y demagogias como verdades sobre sus dominados. Esta misma operación se lleva en el plano regional y nacional. En esas condiciones no es bueno poner las manos al fuego, o tomar partido acrítico por un o tal candidato y su respectiva argolla (minoritaria), pero si es un deber apostar y reclamar por el bienestar general (mayoritaria). Eso es el asunto de fondo, luchar por el bien común de todos.
Entonces, si usted vota por alguien, que nadie te obligue por quién votar y por quién no. Asimismo, no puedes negociar tu voto por un puesto de trabajo, un polo, un fósforo y ninguno otro sucedáneo. Porque tu voto debe ser por conciencia crítica, voluntad propia con conocimiento de causa.
Y al ganador o ganadora de las urnas del 2 de octubre en tu distrito, provincia o región, independientemente de quien sea (tu partidario u oponente) es deber pedir cuentas en su gestión. Eso es ejercer tu poder como elector y ciudadano/a. Eso es ejercer democracia desde abajo y socializar el poder. Eso es lo que más necesitamos como sociedad.
Empecé citando a Antonio Gramsci y finalizo estas líneas contrastando lo que él recalcaba: “vivir significa tomar partido” y no la indiferencia. Frente a esta coyuntura electoral no somos indiferentes, porque tomamos partido por los electores y ciudadanos de a pie, más no por los candidatos. Por lo tanto, aquí no hay ninguna contradicción ni abdicación. Como dice David Bidussa en el prólogo a un texto de Gramsci: porque la política no es solo fuerza, autoridad y poder de quienes ejercen, también es autoridad de los 'sin poder'. Esta es nuestra perspectiva política directamente proporcional entre la inteligencia y la voluntad, gramscianas también.
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