CÉSAR LÉVANO
CÉSAR LÉVANO: RAZÓN SOCIAL
Por Manuel Cuipa Chancahuaña
Ha partido César Lévano (1926-2019), un gran ser humano y periodista de todos los tiempos. Dentro de los autores y mentores de lectura, tengo a Lévano, la admiración honesta a su pluma y vida ejemplar. Todo un personaje de la cultura, un intelectual de posición y maestro intachable. Lo que escribía era belleza combativa, cita precisa y remisión a textos y autores de la más amplia y plural bibliografía. Un periodista coherente y comprometido: “Recomiendo a los periodistas jóvenes ser valientes y estar dispuestos a renunciar a su empleo si lo que están haciendo choca con sus convicciones y los intereses de la sociedad”. [1]
También era poeta, aquí una poesía a la poesía, o cual concepto de ella misma, dedicado al poeta Gonzalo Rose: “Poesía; evocación, invocación, convocación. Cristal de experiencia y canto de amor, compañera de los insatisfechos, maestra del justo, amiga de las flores, la mujer y el niño. Alentadora del creador obrero o campesino, hermana del joven o del titán. Primavera de las palabras, misil de los que exploran, puñal de los que avanzan. Poesía huerto inútil, tan inútil como una canción de muchachos, o el retrato de una madre o el nombre de una amada, o sea, imprescindible. Sin ti la verdad se congela en dogma, y el odio sabe ser amor indignado...” [2]. Lévano representaba esa unidad que hace falta a los personajes de izquierdas: mariateguista, vallejiano y arguediano. Encontró en la doctrina socialista, el periodismo y Natalia (su esposa) los amores y razones de su vida: coherente y comprometidos. Solía escribir sobre música andina: Máximo Damián, Jaime Guardia, Raúl García Zárate, Zenobio Dagha, Amanda Portales, Manuelcha Prado, Margot Palomino, etc. también de la jarana criolla: Felipe Pinglo, Tania Libertad, Manuel Acosta Ojeda, Carlos Hayre, Alicia Maguiña, Óscar Avilés, etc. En él no había exclusión de lo serrano contra lo limeño, o viceversa. La música andina y criolla se conjugan con armonía, cual la impronta del tayta José María Arguedas. Y “a la luz de la luna” autodidacta que aprendió el idioma inglés, francés y alemán.
Todos saben que su abuelo y padre fueron grandes líderes del anarcosindicalismo, pero él fue de filiación zurda, que en épocas de dictadura combatió sin atenuantes, y por eso mismo pasó por las cárceles, censuras mediáticas y sin reconocimientos oficiales. Lévano representa un personaje con solvencia moral e intelectual, un referente para su gremio y contemporáneos, y seguirá siendo, para las generaciones más jóvenes. César Hildebrandt nos dice al respecto: “¿Quiere usted un peñón, un referente? Allí está Lévano y su sociedad indestructible con los débiles. Lévano es un ejemplo muy difícil de seguir en el periodismo peruano. Mi afecto por él tiene el calor de agradecimiento. Qué tiempos de su enseñanza.” [3].
Finalmente, su vida entera y de periodista fue una Razón Social, bajo la impronta del amauta José Carlos Mariátegui, que encarnaba en su máxima: “A Haya no le importa el lenguaje; a mí sí, y no por preocupación literaria sino ideológica y moral” [4]. Pienso que esto es el mayor ejemplo, inmune a la muerte e inmortal legado del maestro César Lévano.
✍️[Escrito: Lima, 24 de marzo del 2019]
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