AMOR EN GARCÍA MARQUEZ (RESEÑA)
EL AMOR EN LOS TIEMPOS DEL CÓLERA
✍️Manuel Cuipa Ch.
El amor en los tiempos del cólera (1985) del Premio Nobel de Literatura: Gabriel García Márquez es un tratatado del amor. Esta es una reseña deliberadamente una re-lectura, y para animar a más lecturas comparativas e interpretativas.
Novela maravillosa que narra el proceso del amor que transcurre en las vidas de Florentino Ariza y Fermina Daza. Un amor que surgió en la adolescencia de parte de Florentino. Cuando él conoció a Fermina y recibió sus primeras negativas, su ansiedad por la respuesta de un sí, “se le complicó con cagatinas, y vómitos verdes, perdió el sentido de la orientación y sufría desmayos repentinos, y su madre (de Florentino) se aterrorizaba porque su estado no se parecía a los desórdenes del amor sino a los estragos del cólera”, llamaron a un médico (homeópata), “porque tenía el pulso tenue, la respiración arenosa y los sudores pálidos de los moribundos. Pero el examen reveló que no tenía fiebre, ni dolor en ninguna parte”. Entonces comprobaron: “los síntomas del amor son los mismos síntomas del cólera”.
Florentino Ariza, con constancia y testarudez fue "conquistando" el amor de Fermina Daza, hasta que el padre de esta los separa en tiempo y espacio, por sus prejuicios de clase social. Ella aún enamorada de Florentino Ariza se casa con el amor que no eligió, con el doctor Juvenal Urbino, al cual en sus momentos de arrebato en el hogar conyugal, el médico calificó a su matrimonio como una costumbre del “amor domesticado” y “fruto de una equivocación clínica”. Mientras eso pasaba, Florentino Ariza o el amor de su vida, ya era considerado –según ella– como sola una ilusión, una quimera de la adolescencia que jamás se concretaría. Porque ahora era esposa del doctor Urbano, con mucho mundo, alcurnia y como dama de la sociedad. Es decir, Fermina no luchó frente a la imposición del padre, se conformó con el hombre que no la amó y no fue amada, excepto como una formalidad legal o un contrato religioso: eso que se llama la institución del matrimonio (sin felicidad). Sin embargo, Florentino Ariza, seguía férreo su amor por Fermina Daza. Nunca olvidaba a pesar del tiempo y otros obstáculos de la vida. Aunque tenía salidas y sexo con otras mujeres, pero no amaba a ninguna como a Fermina Daza, bajo su frase favorita: “lo único que me duele de morir es que no sea de amor”. Entonces, como un enamorado empedernido, escribió su mamotreto de amor, inspirado en su musa (Fermina Daza). Para enseñar las lecciones de amor a otros enamorados como él, con la publicación de mil cartas de amor y en tres tomos de colección: El secretario de los enamorados. El autor (siempre) llegaba a la conclusión teórica: «lo único que tenía que aprender para el amor: que la vida no la enseña nadie».
Fermina Daza a estas alturas ya estaba anciana, viuda y con dos hijos adultos. Y quien siempre está presente con y para ella es el ya anciano Florentino Ariza, pero aún con su amor inquebrantable de adolescente. Hay sospechas y censuras a ese amor vetusto, de parte de su hija (Ofelia Urbino Daza) y de la sociedad, al cual Fermina Daza responde con determinación: “Hace un siglo me cagaron la vida con ese pobre hombre (Florentino Ariza) porque éramos demasiado jóvenes, y ahora nos lo quieren repetir porque somos demasiado viejos”.
Finalmente, el amor trunco en la juventud, se retoma y renace en la senectud (Florentino y Fermina). Más fue por la constancia de Florentino Ariza frente a una "inalcanzable" Fermina Daza. Ahora que ya están juntos, la adversidad de ayer ya no era adversidad de hoy, ya no era el amor no correspondido, prejuicios ni clases sociales sino el tiempo. El tiempo de vida que les quedaba a los ancianos, desde que hacía 53 años, 9 meses y 4 días Florentino Ariza, recordaba así con toda precisión el primer día que conoció y se enamoró de una jovencita (Fermina Daza), y desde allí había amado con lealtad a toda prueba. Frente al tiempo perdido, separaciones y experiencia acumuladas, Fermina Daza dirá a su edad otoñal: “La sabiduría (del amor y otras) nos llega cuando ya no sirven para nada”, y por su parte Florentino Ariza, sobre las vesicitudes del amor y otras de la vida, su sentencia: “los seremos humanos no nacen para siempre el día en que sus madres los alumbran, sino que la vida los obliga otra vez y muchas veces a parirse a sí mismos”.
¿Qué es la vida? ¿Qué es el amor? ¿Qué es el tiempo? Esa tríada inquieta en cada página mientras se lee. Acaso, ¿nos identifica los personajes de la novela? ¿Cuántos Florentino Ariza hay en el amor, o cuánto de esa "esencia" y testarudez somos al momento de enamorarnos? ¿Cuántas Fermina Daza "pasivas de amor" existen en la vida, y conocimos a alguna en nuestras vidas? ¿Cuántos Juvenal Urbino existen en el matrimonio no feliz y cuántos otros se proyectan en esa mediocridad conforme?
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