MARIÁTEGUI-CHURATA (RESEÑA)
Ayala, José Luis. Mariátegui y Gamaliel Churata en el siglo XX. Correspondencia, literatura y militancia. Puno, Universidad Nacional del Altiplano; 2022, 120 pp.
Por Manuel Cuipa Chancahuaña
El autor de este texto es un quechua y aymara ilustre, un estudioso de Gamaliel Churata, por ejemplo, uno de sus textos más importantes al respecto, Innata vocación del escritor Gamaliel Churata (Pakarina Ediciones 2017, 400 pp.) Sin embargo, en este nuevo libro, Ayala nos recalca de entrada: «Los intelectuales (peruanos) del siglo XX procedían solo de dos vertientes: la universidad y la formación autodidacta». Los primeros eran hijos de la aristocracia, grandes hacendados y de la burguesía comercial, y los segundos, hijos de la gran masa de trabajadores, campesinos e indígenas. Es decir, hijxs excluidos del sistema educativo formal por sello clasista, racista y elitista. Churata y Mariátegui pertenecen a la vertiente autodidacta. Y curiosamente dos grandes intelectuales, podríamos decir excepcionales para el Perú y Latinoamérica. Sendos fundadores de revistas más importantes de la época: Boletín Titikaka y Amauta, respectivamente. General o superficialmente "se conoce mucho" de Mariátegui, pero poco o nada de Churata. Este texto del maestro José Luis Ayala nos abre al universo de Gamaliel Churata, sobrenombre de Arturo Peralta Miranda (1897 – 1969), autodenominado “puneño de hondas raigambres”.
Gamaliel es aquel hijo de un líder anarcosindicalista, rebelde a los 15 años retó a duelo a un gamonal y a los 17 fue encarcelado por ofender al gobierno de Benavides. Así la mayor parte de su vida fue reprimido por la policía en Perú y tanto en Bolivia (durante su exilio), fue denigrado por "soplones" como Pedro Macedo y detractores como Emilio Armaza. Y el caso más anecdótico es, de niño fue expulsado de la escuela por José Antonio Encinas, el emblemático pedagogo que años más tarde pedirá a Churata que prologue su libro “Un ensayo de la escuela nueva en el Perú”. Churata fue anticlerical, antigamonal y defensor de todas las causas del indio. Autor de El pez de oro. Retablos de laykhakuy, en sus líneas se emplean algunos términos quechuas y aymaras. De allí que Feliciano Padilla afirmaba: “Tengo mucho aprecio por Arguedas, pero Churata es el filósofo del universo andino”. Asimismo, Churata tuvo correspondencia (cartas) con José Carlos Mariátegui. Ambos compartían el sentir clasista e indígena en sus perspectivas periodísticas y políticas. Animador del Movimiento Orkopata, junto con otros colaboradores e intelectuales del altiplano como Mateo Jaika, Diego Kunuruna, Inocencio Mamani... (de marcada posición pro indígena). Churata también es el fundador, director y difusor del Boletín Titikaka, bajo el amparo editorial del tipógrafo puneño Eduardo Fornier Barrionuevo (hijo de francés y madre peruana).
Nos interesan dos juicios de valor que hiciera oportunamente Gamaliel Churata a José Carlos Mariátegui —crítica sobre el indigenismo y reconocimiento a la vida y obra del Amauta, respectivamente—: «Su exploración del mundo indígena, fue, entonces, teórica. Precisamente por eso es más admirable porque con raras excepciones casi todos sus planteamientos son de una pasmosa exactitud. No obstante, en algunos sentidos se observa que la visión del teórico no posee el argumento de la observación directa. Cuando enfoca el problema de la tierra no discrimina entre el valor real del latifundio y la parcialidad; y es de los que cree que en el imperio incásico puede encontrarse una base de organización comunista. En este error incurren casi todos los teorizantes del problema del indio; y es que se sirven del documento colonial, mal conleccionado y peor interpretado. Solamente cuando se penetra en el examen de la realidad objetiva los descubrimientos se suceden unos a los otros, y se sabe en qué grado la nomenclatura en uso es falsa y traiciona el contenido histórico de la realidad incaica, la cual poseyó un grado tal de sistematización administrativa, que aún hoy subsisten sus instituciones aunque metamorfoseadas o desfiguradas por la catequesis jesuítica. Sin embargo, Mariátegui será siempre el primer escritor americano que aplicó esta interpretación socialista al estudio del problema de la tierra” (86, 87 pp.) Esto es la observación crítica de Churata a Mariátegui. ¿Acaso es el lugar común de los detractores usuales «es que Mariátegui no conoció la sierra» o hay matices que deben ser objetos de reflexión?
Igualmente hay varios reconocimientos y admiración de Churata al autor de 7 ensayos, este en particular nos resume mejor: “Seguramente la vida de Mariátegui es lo más bello que él hizo. Sus libros lo eran igualmente, eso es verdad. No eran libros suyos de combate crudo y menos crudamente escritos; eran libros mimados con amor de artífice, su prosa no era la de un polemista de clase, sino la de un artista de clase” y finaliza en clave buena nueva: “Mariátegui era un hombre de fe. [...] Sin dejar el derecho a sonreír y luchar. Su fe era marxista” (85, 86 pp.).
Finalmente, otro pasaje interesante del libro es la carta de Gamaliel Churata a José Varallanos. Hay que recordar, Varallanos es amigo, defensor y difusor de las obras de Churata, que tuvo polémicas encendidas con Luis Alberto Sánchez, Riva Agüero, Porras Barrenechea y entre otros intelectuales de Lima. Según José Varallanos, la obra de Churata, especialmente El pez de oro (Qorimanta challwa) sería de un “indigenismo o peruanismo profundo”, creemos que esa impronta es así. Sin embargo, para nuestro autor José Luis Ayala el término "indigenismo" es un lastre —en literatura al menos—, y reclama un Churata vanguardista antes que indigenista: “Solo los pongos y serviles de literatura de carácter centralista pueden repetir como indigenista”. Creo que estas palabras encajan precisas contra esos estigmas literarios de los Luis Alberto Sánchez, Eduardo Zavaleta, Mario Vargas Llosa, etc. (Ayala comparten este cuestionamiento con Rodrigo Montoya). Razón que los críticos literarios de cofradía de la limeñitud y según su inclinación ideológica han utilizado el calificativo "indigenista" como forma de discriminación o "clasificación ilustrada" en contra de las literaturas de periferia (regionales) y nuevas voces disidentes al status quo cultural. Caso que fueron aplicadas a las obras de Churata. Aunque a estas alturas el término indígena es y será la agenda decolonial peruana, latinoamericana... Es decir, categoría indígena como «La potencia plebeya» que teoriza Álvaro García Linera o ruta alternativa que señaló nuestro Aníbal Quijano: la respuesta a los tiempos actuales, contra la modernidad fundada en la colonialidad del poder es la de «Re-indigenización del mundo» (Flacso, 2015). En esa tradición, por su puesto, indigenista, hay que reivindicar (re-leer) a Churata y Mariátegui. Anchayllata, kusa amawtakuna.
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